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Bhakti yoga



Bhakti yoga significa “unión a través de la devoción”. La devoción puede considerarse como el amor incondicional. Significa cultivar la conciencia de la Unidad de la naturaleza esencial de todo cuanto existe. Es una forma de entender la vida y nuestro paso por ella.


El canto es una de las muchas formas de bhakti, y es una de mis prácticas principales.


Bhakti es una palabra que describe un estado de devoción, tal como yoga describe un estado de unión — y tal como ocurre con la palabra yoga, que en algunos contextos ha venido a significar un tipo de práctica que nos lleva a tal estado, lo mismo pasa con la palabra bhakti; por lo que hay veces que hablamos de bhakti como el estado resultante de la práctica de bhakti.


Bhakti: orígenes en el sánscrito védico

Como ocurre con muchos términos en sánscrito, bhakti es un término polisémico: una palabra con muchas posibles definiciones dependiendo del contexto, la gramática, etc. Etimológicamente, la palabra bhakti (भक्ति) es un término sánscrito de la época védica que se origina en el Ṛgveda, compuesto hace unos 3.300 años y sustentado durante casi dos mil años por la tradición oral antes de ser escrito en la época medieval. Bhakti deriva de la raíz verbal √bhaj, “dividir”, “distribuir”, “proporcionar”, y también “involucrarse en, participar en”. El sentido de separación o división contenido en esta definición de la palabra bhakti implica una dualidad que define “otredad”. Volveremos a este punto más adelante.


Posteriormente a los Vedas, el término védico bhakti fue adoptado por otros textos y entornos religiosos y teístas, por ejemplo el Bhagavad Gītā, donde persiste esa dualidad entre deidad y devoto, y muchas veces es a estos significados dualistas que se refiere cuando se habla de bhakti. El Bhagavad Gītā data de la época del sánscrito clásico (al menos unos mil años después del apogeo de la época védica) y es el primer texto religioso de emplear el término bhakti para hacer referencia a un “camino” religioso, formando el trimārga junto a karma (acción) y jñāna (conocimiento).


Bhakti en la práctica

En algunas prácticas, bhakti es la intensa involucración y participación emocional en la otredad de algún dios, la otredad del otro: una participación que puede llevar al éxtasis, un estado subjetivo de total involucración por parte del sujeto con el objeto de su conciencia, que en estos casos es una divinidad. Éxtasis viene del griego ekstasis, “fascinación, locura”, del existanai, “fuera de lugar” — estar fuera de tu lugar, estar loco, estar fuera de ti mismo. A través de sensaciones trascendentales, las prácticas extáticas fortalecen y alimentan la sensación de dualidad — y el correspondiente anhelo de sentir yoga, unión, con “el otro”, lo divino. En estos tipos de práctica, se busca trascender la experiencia de la dualidad por medio del éxtasis como una expresión exteriorizada de la dualidad.


Bhakti y lo divino

Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “lo divino”? Podemos entender el concepto de "dios" como una configuración energética, la cual a veces personificamos (saguṇa bhakti) para poder acercarnos a ciertos conceptos y relacionarnos con eso desde otro lugar más asequible para nuestra mente. Otras veces buscamos nirguṇa bhakti, la participación en –y devoción a– lo que no se puede definir, lo que no tiene “cualidades”, lo que está más allá de la inherente dualidad creada por el lenguaje y la mente.


Usamos palabras como “mis pensamientos” o “nuestra práctica” para comunicarnos, pero de nuevo, el lenguaje es inherentemente dualista (cualquier palabra en sí misma es una referencia a algo, como “manzana”, “pensamientos” o “dios”, pero la palabra es no la “cosa” en sí). Entonces, cuando hablamos de "nuestro intelecto" o "nuestra experiencia", estamos usando el lenguaje para referirnos a algo más allá de sí mismo.


Bhakti y la no-dualidad

Y podemos ir más allá de esa dualidad, que está muy manifiesta en las prácticas extáticas y trascendentales. Por ejemplo, en sánscrito, la palabra bhakti también aparece en compuestos con el significado de "pertenecer a" o "ser parte de" o "aquello que pertenece o está contenido en cualquier otra cosa". Esto respalda otra interpretación de bhakti: que va más allá de la devoción a un dios y, de hecho, más allá de la devoción tal como la consideramos normalmente; que implica la realización de la plena identidad o intimidad con la naturaleza esencial de la realidad. Entonces podemos decir que bhakti no es una devoción ritualista a un dios, un dogma o una religión, sino una participación consciente en la vida, en lo Real, que incluye comportamientos, ética y espiritualidad en un sentido amplio.


Lo Real es absolutamente no-dual; es decir, la experiencia de separación, del Yo, de “mi” cuerpo y “mis” pensamientos, la experiencia de ser Aparte, es precisamente eso: una Experiencia. Hay que entender que la vida y el mundo no son una ilusión sino una manifestación percibida de una posibilidad existencial — lo mismo ocurre con mi cuerpo y mi experiencia: son posibilidades dentro de Lo Real. Vamos a ver qué es bhakti en nuestro contexto, en el contexto de Canto Vital y Voice Yoga, en el contexto que propongo yo en mis sesiones de mantra, kīrtans y otros espacios.


La encarnación de la práctica

Para mí, bhakti debe de entenderse como un llamado a la acción encarnada, la comunión con lo divino, lo Real, a través de la experiencia del aquí-y-ahora. Es un autoempoderamiento activo (mayor presencia y participación en la vida) a través de la práctica y la autoconciencia (reconocimiento de las historias que construyen tu experiencia subjetiva). Es una experiencia de amor incondicional: amor por la propia experiencia del amor, amor porque sí, amor como forma de entender la vida. La plena participación en el momento presente es la plena apertura al Amor.


Cuando a través de nuestras herramientas (cuerpo, mente, voz), buscamos conectar conscientemente con la experiencia de bhakti como una participación, una devoción—es un acto profundo con efectos poderosos en nuestro sistema. La involucración del centro emocional y el centro intelectual (citta—corazón/mente) significa que tiene mucho sentido el uso de la voz como herramienta para encarnar esta práctica: la voz es un puente entre la mente y el corazón. La voz expresa nuestro estado interior así como muchas de nuestras cualidades (la edad, el sexo, la emoción, los niveles de energía, etc. se “leen” a través de la voz). Podemos conectarnos a la voz desde nuestro corazón-mente para canalizar nuestro ser y nuestra plena expresión a través de la vibración del canto.


Pura conexión, participación, reconocimiento del Ser

Considera esto: qué hermoso poder experimentar algo, en absoluto. Qué regalo haber encarnado y poder tener un sistema nervioso que se puede afectar con el canto (por ejemplo) para experimentar estados de dicha y pura participación en el Ser. Qué potente la gratitud, el asombro; qué potente poder experimentar lo que es ser vivo.


Esta comprensión del bhakti está lejos de ser una simple “purga emocional” o un abandono-llamado-catarsis (eso que muchos buscan por su faceta más fascinante o apasionante o exotérico) —y aunque se pueden dar experiencias extáticas o de catarsis, la práctica de bhakti se puede comprender como una búsqueda enstática, mirando hacia dentro (incluso cuando se practica de forma comunal), buscando recordar y reconocer nuestra inherente divinidad a través de nuestro propio intelecto y discernimiento y nuestra propia práctica encarnada de cantar para activar el amor.


En el Śvetāśvatara Upaniṣad, bhakti es simplemente participación, devoción y amor por cualquier esfuerzo. Lo que hagas con amor y devoción es tu bhakti.

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